Gregorio A. Caro Figueroa
Miembro correspondiente de la Academia Nacional de la Historia
La llave que destrabó la realización del Congreso en Tucumán fue la reconciliación y el acuerdo firmado hace 205 años, en marzo de 1816, en Cerrillos, a 15 kilómetros de la Ciudad de entre el general José Rondeau, Director Supremo y jefe del Ejército Auxiliar del Perú, y Martín Güemes, gobernador de Salta y Comandante General de la Vanguardia.
Después de una discrepancia entre ambos por el modo de continuar la guerra contra los realistas, e influido por opositores a Güemes, Rondeau desconfió de la capacidad militar y de las intenciones de Güemes.
Parte de la mutua negación de sus respectivas jerarquías se explica por los prejuicios y la deficiente comunicación entre Rondeau y Güemes. La ruptura de los puentes llevó las diferencias al extremo del riesgo de enfrentamiento de estos dos jefes patriotas.
Rondeau ocupó la Ciudad de Salta. Güemes y sus gauchos se retiraron de la campaña. Las milicias fueron despojando de recursos a Rondeau, privándolo de caballería, ganado y alimentos. Esto hizo insostenible su situación. Rondeau marchó a Cerrillos decidido a dar batalla a Güemes.
La sangre no llegó al río. Los jefes pusieron por delante sus convicciones independistas, dialogaron y firmaron la “Paz de los Cerrillos”. No solo había cesado el fuego, sino también el malentendido entre dos formas de entenderse. Sus jefes y modos de hacer la guerra no debían anularse, sino complementarse.
El acuerdo se logró 108 días antes de la apertura del Congreso de Tucumán. La reconciliación fue recibida con alivio en Salta. El 12 de abril de 1816 San Martín, desde Mendoza, escribió a Godoy Cruz: “Más que mil victorias he celebrado la mil veces feliz unión de Güemes con Rondeau”. La había festejado a lo grande, con veinte “cañonazos, iluminación, repiques y otras mil cosas”.
Ese acuerdo fue uno de los aludidos en 1853 en el Preámbulo de la Constitución como uno de los “pactos preexistentes”. Fue mentado cuando hizo falta volver a su núcleo: buscar el entendimiento en torno a valores y objetivos comunes, marginando ambiciones personales. Hoy, aquel acuerdo convoca una respetuosa celebración de sus logros: declaración de la Independencia y la sanción de nuestra Constitución Nacional.